Conferencia del Dr. Vicente Haya en Sofía, Bulgaria

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Dr.Vicente Haya en la Biblioteca de la Universidad de Sofía


CONFERENCIA DEL DR. VICENTE HAYA EN SOFIA, BULGARIA 12 DE NOVIEMBRE DE 2010


Lugar y hora:  ¨Slavyansko Druzestvo¨ (Asociación Eslava), a las 18,00 h.


D. Bratislav Ivanov (ver su currículum aquí),




Buenas tardes a todos:

Tengo el gran honor de inaugurar este encuentro con uno de los mejores conocedores del haiku en Europa: quizá el mejor, según mi modesta opinión. Esta noche nuestro invitado es el Dr.Vicente Haya. No es menos placentero para mí el presentarles al traductor de español, D. Constantino Dimitrov. Sin extenderme sólo diría que él es un hombre que piensa; una persona que intenta desvelar los secretos del haiku; poeta, traductor y como ya dije, un ¨hombre pensante¨, lo cual en mi opinión representa el mayor cumplido posible para un ser humano.

Ahora, quisiera añadir algunas palabras sobre nuestro invitado español quien desde hace mucho tiempo trabaja en la problemática del haiku; no como un aficionado, sino como un genuino especialista. Es conocedor tanto el idioma como el corazón japonés: una condición sin la cual difícilmente se podría comprender una cultura como la japonesa, que no deja de sernos lejana.

Tanto en Bulgaria como en Europa en general mora la idea bastante simplicista de que haiku y zen budismo son una misma cosa. Si nos dejáramos llevar por ese lado, de hecho ya habríamos acabado con cualquier conversación sobre el tema antes de haberlo empezado siquiera ya que tendríamos que redirigirla del ámbito del haiku al ámbito del zen. No podría dejar de señalar que al  afirmar que haiku equivale a zen se pretende explicarlo todo, de hecho sin decir nada, porque se intenta explicar algo desconocido con algo más desconocido aún. Si no sabemos qué es el haiku,  todavía menos sabremos qué es el zen. Aquí me permito citar al gran conocedor del budismo zen Daisetsu Suzuki quien afirma rotundamente que haiku es haiku y zen es zen.

El haiku tiene su propio campo de expresión que es el campo de la literatura. Y tengo la impresión de que precisamente este es el punto de vista que comparte nuestro apreciado invitado. Por supuesto, quienes emprenden el camino del haiku rápidamente se darán cuenta que es un camino largo y difícil y que al fin y al cabo están recorriendo nada menos que el camino del conocimiento. Y que conocer implica conquistar los espacios interculturales a través del estudio del idioma, de la cultura correspondientes y cómo no, la espiritualidad del pueblo en cuestión. Cualquier concepto simplicista de que el conocimiento se pueda alcanzar a través de una percepción directa, es decir, a través de una revelación es para mí difícilmente comprensible. Permítaseme puntualizar: yo todavía no he visto ni oído que alguien haya aprendido un idioma por medio de los métodos de la meditación. Cada camino tiene que recorrerse hasta el final. Perdonen la frase un tanto trivial que voy a citar, pero la creo necesaria: en la ciencia no existen los atajos. Y justo por ello me siento especialmente feliz de la presencia entre nosotros esta tarde de un hombre de incuestionable erudición, quien sin duda alguna ha recorrido un largo camino y quien no sólo se dedica a hablar del haiku, sino entiende aquello de que está hablando, cosa que lamentablemente no ocurre con todos quienes lo hacen.

Mencionando sólo por encima los libros de nuestro invitado, uno puede darse cuenta de la profundidad de sus intereses: El Espacio Interior del Haiku, El Corazón del Haiku, La Expresión de lo Sagrado, El Haiku como un Camino Espiritual, Medios Visuales de Español, Haiku del Vuelo Mágico; y otros libros y estudios.

Quisiera asimismo señalar (y ello va dirigido a todos los amantes de reducirlo todo al zen) que Vicente Haya sensei conoce el zen a la perfección. En este momento trabaja en un templo de la rama obaku del zen. Esta es una rama del zen menos conocida en Bulgaria; aquí se habla (cuando siquiera se hace) de rindzai y de soto zen. Así que entre nosotros tenemos a un conocedor no sólo  de la lengua, de la cultura, de la religión y del corazón de los japoneses, sino tamabién del zen budismo. Y por último, me gustaría afirmar sin lugar a dudas, y ello sin ánimo de subvalorar el zen, que al fin al cabo la base de la cultura del pueblo japonés es el shintoismo. Esta es la religión autóctona de los japoneses, mientras que el zen, según lo ya dicho, es una religión importada. A pesar de lo profundo que haya podido calar en Japón el zen, no deja de ser una religión injertada en la sociedad japonesa. Dicho todo ello, y con la esperanza de no haberles agobiado en exceso, tengo el placer de dejarle la palabra a nuestro traductor Constantino  Dimitrov.


D Konstantín Dimitrov:

A mi no me corresponde, evidentemente, lanzar una mirada teórica sobre la naturaleza del haiku; me toca más bien la parte práctica, es decir, el escribir y el traducir. Así de sabiamente están repartidas las cosas entre nosotros los hombres.

Los dos libros que hoy presentamos son, si se me permite la expresión, el bello fruto de un sueño cumplido.

Me muevo en el ámbito del haiku desde hace muchos años y los avatares de la vida me han llevado a España, donde transcurrió una parte considerable de mi vida. Allí tuve la dicha de conocer al doctor Vicente Haya y así, con el tiempo, y en especial durante el último año, Vicente tuvo un papel decisivo sobre aquello a lo que me dedico. Decisivo, porque es una persona que no le ahorraría la verdad a nadie; dice las cosas sin rodeos y ello resulta una gran bendición para todos quienes hayan emprendido seriamente el camino del haiku y no se dedican a esperar halagos.

Al volver a Bulgaria hace un par de años, continué escribiendo en español pero, naturalmente, me di cuenta con más fuerza que el haiku tiene el potencial de ser un denominador común para toda la humanidad. Es decir, si alguien  penetrase en la profundidad de estas tres estrofas aparentemente sencillas entendería, metafóricamente hablando, el valor que tiene el agua para el hombre. Por ello le propuse al Sr. Haya la traducción de un corto estudio suyo con el fin de que se le conociera en Bulgaria y para que comenzáramos la construcción de un puente entre esas dos partes de la humanidad en los dos extremos de Europa. El me envió uno de los prefacios, lo traduje, pero luego me dije a mí mismo: ¨He hecho casi la mitad, por qué no acabarlo todo entero¨. Y así, terminé rapidamente el libro y se lo llevé al señor Kozarev, el propietario de la editorial Iztok Zapad, una magnífica persona con quien tenemos una maravillosa relación. El se mostró muy interesado en la idea y entre los dos decidimos lanzarnos a esa aventura. Sorprendentemente, y gracias a la mediación de Vicente Haya, la editorial española Maremoto renunció muy generosamente de sus derechos sobre la edición al búlgaro y por otra parte, el Sr. Haya hizo lo mismo con los derechos de autor sobre el segundo libro. Todo ello hizo posible que salieran los dos libros a la vez, ultimando así esta maravillosa idea que había germinado de la simple traducción de un prefacio. Entre los dos libros existe una relación profunda y de uno se pasa a otro de una manera completamente natural.

A partir de ese momento empezó una lucha; una lucha amarga y dulce a la vez: la lucha por la creación de un libro que algunos de ustedes conocen perfectamente. Ya saben, el haiku exige una estética extremadamente cuidada. Primero hay que elegir el papel, el tamaño del libro, el tipo de letra, luego decidir sobre la ubicación del texto dentro de la página… El haiku requiere suficiente espacio visual a su alrededor para que uno pueda quedarse a solas con el texto. Se iban eligiendo los colores, las ilustraciones; se diseñó la portada, etc. Ante nuestros ojos, el fruto crecía y maduraba. Ustedes dirán si hemos conseguido un resultado satisfactorio o no.

Me siento extremadamente feliz y creo que no me equivocaría al decir que esta tarde es una, llamémosla, piedra de camino en el desarrollo y el conocimiento del haiku en Bulgaria.


Muchas gracias.


Dr. Vicente Haya:

Quiero agradecer las palabras de afecto que me han dirigido mis dos colegas, el esfuerzo de la editorial y la inteligencia y eficacia con que el Sr. Dimitrov ha desempeñado la tarea, y quiero agradecer vuestra presencia esta tarde aquí, en la que en realidad no hemos venido a hablar de mí, ni del traductor ni de la editorial ni de nada más que el haiku:


1.¿Qué es el haiku?

Un haiku es una instantánea de la realidad. Es lo que se llama en japonés “espíritu de shasei”. Shasei [写生] significa “reflejar lo que uno presencia”. El haiku no transforma el mundo; te pone en contacto con él, te lleva a él, te introduce en él. No explica la realidad, ni la embellece; la muestra. Porque parte de la base de que el mundo es perfecto. El mundo tal como es; con sus criaturas bellas y las que no nos parecen tan bellas. Frente al tanka que preseleccionaba los objetos bellos que merecían entrar en el mundo de la literatura –ciruelo, ruiseñor, luna…-, el haiku decide que no hay nada que no merezca transformarse en poesía. Todo objeto es poético, toda realidad merece quedar fijada en la memoria colectiva; todo merece su fotografía… excepto el fotógrafo. Así de estricto. Es por eso que escribir haiku es una Vía; un entrenamiento del “yo”. En tanto que proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento, de extinción de la vanidad… Los maestros de haiku nos enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica y limpia de la realidad.


2. El primer requisito de un buen poeta de haiku es el deseo de recuperar la inocencia.

Un verdadero haijin lo primero que debe hacer es buscar la inocencia dentro de sí. Sólo o con ayuda. El haiku de Santôka, el de Hôsai pude ayudarnos a encontrarla, el haiku que hacen los niños puede ayudarnos a encontrarla. El haiku no son sólo palabras. La mirada limpia es esencial, el saber estar sin esperar nada es esencial, la ausencia de juicio al género humano es esencial. Todo es necesario en el haiku. Todo aquel que haya convivido con un niño ha comprobado cómo nos enseñan a seleccionar de entre la infinitud de objetos poéticos que nos rodean los asombros más elementales, los que pasan más desapercibidos. Todo merece un haiku, pero hay asombros más imperceptibles que otros. Se trata de que eliminemos los obstáculos entre nuestra percepción y eso que hay ahí fuera y se llama “mundo”.

En cierta ocasión escuché a un maestro japonés de pintura decir: “Si fuéramos capaces de percibir de un golpe todo lo que hay ahí fuera, reventaríamos”. Por eso se nos da la oportunidad de hacer un proceso, un camino de agigantamiento de nosotros mismos, una vía para aumentar nuestra capacidad de sentir. Sentir más, ser más lo de fuera y menos lo que ahora somos.

Por eso fue abandonado el haiku arcaico como una aberración, porque lo exterior era sólo una excusa para hablar de nosotros y de nuestro mundo. Desde Bashô quedó desterrada esa propensión humana a proyectar los elementos del mundo humano sobre la naturaleza; Y dejaron de escribirse esos haikus que instrumentalizaban la naturaleza y en los cuales una luna era un abanico sin mango, o una nube era una serpiente que se tragaba la luna o el viento era un peine sobre los cabellos rubios de los trigales…

Y por eso también están mal vistos o apenas existen los haikus de amor, los haikus filosóficos, los proselitistas; no porque el amor, el pensamiento o la religión tengan nada de malo, sino porque son lo que ya somos, lo que ya sabemos que sentimos, pensamos o creemos. Y hay que salir de ahí hacia el mundo, hay que dejar de escuchar la vibración de lo de dentro y dejar entrar la que nos viene de fuera.

Como ese niño de siete años cuando escribe:


Bâchan no hôgen o kiku
kingyôtachi

Ya está la abuela hablándole
a los peces de colores
en el idoma de su pueblo




3. Una Vía espiritual que parte de los sentidos

El hombre natural no necesita un camino para retornar a la pureza. Está en la pureza. Lo propio de él es el asombro por el contacto con el mundo. Su poesía tendría la espontaneidad del hombre primitivo y la mirada del niño. Pero la mayor parte de los asombros que recogen estos dos libros son el resultado de un proceso. Se nos hace preciso un camino para llegar a esa inocencia en el trato con el mundo. Y este camino se construye desde la sensibilidad. Vibrar con lo que nos rodea, ser instrumentos sensibles en manos de nuestro exterior. El objetivo final es “sentir el mundo”, eso que el japonés ha llamado aware:




Inazuma ni           Con los rayos
koboruru oto        ya un sonido que se derrama:
take no tsuyu       el rocío del bambú


Para el haijín, dedicar la vida a sentir es la forma de consagrarse al mundo. El cultivo de los sentidos es el único norte y razón de ser de un hombre espiritual. Y no hay otro modo de cultivar los sentidos que complaciéndose en la belleza y en la mera existencia de todo en la Naturaleza:



Ume ochi kochi    Ciruelos por todas partes…
minami subeku     ¿Debería ir al sur
kita subeku           o debería ir al norte?

Lo espiritual, en Japón, es patrimonio de los sentidos. El alma del japonés es su piel. Así lo describe Kôbô Abe en La mujer de arena: «Se dice que la altura de una civilización se mide por el grado de limpieza de la piel. Si la persona tiene un alma, ésta debe sin duda morar en su piel»

Lo que se percibe es lo que existe. No somos nuestras ideas ni nuestras creencias. Somos eso que se ubica en nuestro mundo. Y estamos en él gracias a nuestro cuerpo.

Cada cosa está en su sitio, y nosotros también sólo si estamos en el mundo de un modo respetuoso.


En Japón, “lo sagrado” no es algo que se comprenda, sino que se siente. Esto es muy importante. El haijin en estos poemas se nos presenta como un hombre abandonado a sus sentidos, abandonado a la Naturaleza, agradecido por los placeres que ésta le otorga. Tiene más de amante suicida (que se entrega por completo) que de asceta que renuncia al mundo.

4. El haiku es sentir “Aquí-ahora”

“Un haiku –decía Bashô- es lo que ocurre aquí-ahora”. Según la tradición mística más universal, “ahora” es el tiempo sagrado. Y, si no lo fuera, lo sagrado no existiría. El haijin parece no conocer otra cosa que ese instante en el que existe gracias al haiku que escribe. Existe sólo aquel que está sintiendo ahora:



Ware ima koko ni   Yo, ahora, aquí:
umi no aosa no       el azul del océano
kagiri nashi             sin límites



Tres evidencias (Ware ima koko-ni:“Yo ahora aquí...”) que no suelen tenerse que precisar. El poeta siente y, gracias a sus sentidos, se ancla en la realidad; consigue sentir en acto presente, sin que ninguna otra cosa le preocupe:


Nishi ka higashi ka   ¿Al Oeste o al Este?
mazu sanae ni mo      Antes de nada, el sonido del viento
kaze no oto                 en el arroz temprano

Contemplar… “Contemplar” es mucho más que mirar intensamente; contemplar es estar. No sólo “estar”, sino “estar absolutamente”. Mirar no sirve; “mirar es estar al margen”. El verdadero místico-poeta no es un adorador de puestas de sol, de la luna llena, ni del mar, ni de los cerezos… Cada cosa en concreto es poco para su corazón infinito. Porque el verdadero haijin lo adora todo. Lo que le fascina no son los objetos, sino la red invisible que los entreteje.


5. Se trata de que nos abandonemos a nosotros mismos en el mundo


Ware o tsurete         Contemplé aquella luna
waga kage kaeru     y ahora acompaño a mi sombra
tsukimi kana            mientras vuelve a casa



Chô kiete                 Desapareció la mariposa
tamashii ware         ni y mi alma
kaeri keri                volvió a mí

Una vez que lo sagrado nos ha hecho desaparecer, una vez que llegamos a “ser nadie”, nos damos cuenta de que siempre el mundo ha estado ahí. El mundo es aquello que ocurre indiferente a la conciencia que el hombre tenga de él:


Shungyô ya           El alba de primavera
hito koso shirane  Los hombres no se dan cuenta
kigi no ame           La lluvia en los árboles



6. Lo que no dice el haiku es más importante que lo que dice

El haiku es una mera nada inolvidablemente significativa, decía Blyth. Y es cierto. Los haikus hablan de cualquier nadería. Esta recurrencia del haiku a la nada nos incomodó en un principio y acabó destruyendo nuestras más firmes certezas. Pero en realidad ninguna palabra dice lo que dice. Nosotros siempre tratamos de poner en el lenguaje más de lo que el lenguaje puede soportar y por eso se rompe.


Especialmente, cuando necesitamos contar eso único que merece ser comunicado, ese encuentro nuestro con lo inefable. Escribía un poeta místico español:


Nada puede decirse…


Pero hay que decir la Nada

“Decir la Nada”, efectivamente, eso es el haiku. Ésa es la excepción a nuestro habitual parloteo de palabras. El haiku, eso que realmente significa que estamos vivos y que estamos atentos al mundo. Issa, en su último haiku, haiku de muerte, escribió tratando de resumir lo que es la vida humana…

Tarai kara            Nos mudamos de una tina
tarai ni utsuru      a otra tina…
chimpunkan        ¡Cuánta palabra sin sentido!

De la cuna al ataúd todo es chinpunkan. Chimpunkan, en japonés, es una frase hecha que trata de reproducir onomatopéyicamente el inútil sonido de las palabras que no significan nada o no significan nada para alguien. Cuando un japonés quiere decir a un extranjero que habla su idioma “no te comprendo”, puede chistosamente usar la expresión chinpunkanpun, que es como si dijera: “parece que estás diciendo algo, pero no dices nada”. Issa, muriendo, confiesa no haber entendido nada; nada de su vida, nada de la vida humana, nada del sentido de tantas palabras y tantos versos. Issa comparte con nosotros su sospecha de que todos seamos extranjeros escuchando un idioma que no comprendemos: ese idioma es el del mundo, el idioma de la Naturaleza. Somos, para el mundo, extranjeros con un idioma que no responde a la realidad de las cosas, un idioma que nos hemos inventado para separarnos del flujo de la vida, un idioma-basura que sólo en ocasiones puntuales se presta a ser haiku. Y que sólo excepcionalmente es entendido por los habitantes del mundo real. Un mundo que nos rodea y que nos interpela a cada paso: “Oh hombre, oh mujer, ¿qué eres? ¿Qué significas tú? ¿Qué es lo que significan tus palabras?”. Y la respuesta del haijin, del poeta de haiku, es:

Ima made wa         Hasta ahora
nama-tawagoto     o no he dicho más que tonterías
tsukiyo kana         ¡Noche de luna!

Se trata de fabricar a fuerza de palabras un silencio largo como una vida de hombre. Tal vez, deba ser eso nuestra vida: un silencio hecho de palabras… Tendemos un puente de palabras entre un silencio y otro silencio. Entre el silencio que fuimos y el silencio que seremos... Lo llamamos “nuestra vida”, aunque, en realidad, las más de las veces, no es más que un ruido que se obstinara en el tiempo. Hasta que tenemos la suerte de rendirnos ante lo que nos sobrepasa, de ser doblados por el misterio que nos envuelve y el misterio que somos, y nos decidimos con todas nuestras fuerzas a transformar nuestra palabra en silencio.

No quiero cansarles más… Han sido demasiadas palabras para explicar una poesía tan breve… Aunque, en realidad, lo único que quería decir es que cualquier cosa (algo que se mueve, el color de aquello, una textura, el momento exacto de un evento, la contemplación de un ser majestuoso, la de uno ínfimo, un sonido, el sentimiento de algo que falta...), cualquier cosa puede servirnos para decir la Nada, con tal de que tengamos la suficiente cortesía con el mundo al usar nuestras palabras.

Muchas gracias


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(Turno de preguntas y respuestas)

D. Bratislav Ivanov 
Nuestro invitado está a su disposición para contestar sus preguntas, así que tienen ustedes la palabra.


Un asistente:
El Sr. Haya hizo un análisis brillante del haiku clásico japonés. Sin embargo, como todos los demás fenómenos artísticos, el haiku ha estado desarrollándose desde la Edad Media hasta hoy en día. Sentí que el Sr. Haya a priori tiene una fuerte preferencia por el haiku clásico. El conocerá por supuesto el haiku europeo contemporáneo en España, en Portugal, en Francia, en Holanda, etc. Hoy en el género haiku se observa un alejamiento, llamémoslo un desarrollo respecto al haiku clásico. Es decir, el haiku japonés corresponde a una sociedad con un fuerte sentimiento colectivo, mientras que en la actualidad la sociedad europea está marcada por el enajenamiento entre los individuos. Por lo tanto, el autor y el lector de haiku de hoy necesitan de otro tipo de expresión. Mi pregunta es: hasta qué punto la fidelidad absoluta a las reglas clásicas del haiku constituye una barrera entre el hombre contemporáneo y este excepcional fenómeno que partió de Japón y que hoy en día se ha apoderado de gran parte del mundo. Y una aclaración más que desearía hacer: la Naturaleza como un objeto de reflejo. Hoy cada vez más poetas de haiku conciben su propia naturaleza como parte de la Naturaleza universal y lo subjetivo se abre paso cada vez más. Esto me parece que entra en contradicción con la afirmación de que el haiku es una fotografía. Es natural asimismo que haya una mayor presencia del haiku filosófico. Pido perdón por haberme extendido, pero no podía formular la pregunta de otra forma.


Dr. Vicente Haya
Esta es una pregunta necesaria.
El haiku es un arte japonés. Esto quiere decir que sirve para lo que sirve porque es de un modo específico. El haiku no es cualquier cosa que a mí se me ocurra y que yo quiera llamar haiku. Porque las cosas tienen su nombre. Un vez dicho esto como muestra de cortesía a la cultura que ha creado el haiku, también tengo que decir que los japoneses no son los únicos que tienen corazón, ni piel. Nosotros también tenemos un corazón y una piel. Entonces ¿cómo equilibrar el que por una parte el haiku tenga que ser fiel a un contenido y por otra parte nosotros también podamos escribir haiku sin ser japoneses? La clave está en la palabra con la que he acabado mi exposición: la cortesía. Cuando recientemente Mario Benedetti escribe dos libros a los que denomina ¨Rincón de Haikus¨, allí nos encontramos con haikus como por ejemplo: ¨Cuando me entierren / por favor no se olviden / de mi bolígrafo¨. Para los japoneses eso no es un mal haiku; es una falta de respeto. La evaluación que de él se hace no entra en el juicio literario; sino en la falta de saberse comportar cívicamente. La ignorancia occidental respecto al haiku hace que no sepan que además del haiku existe el senryû y el zappai. Son estrofas con las mismas sílabas que el haiku, pero con una esencia diferente. Benedetti escribe zappai. Aquellos occidentales que tratan de introducir el tema de sus propios pensamientos en el haiku o de algo que les hace gracia y dicen : ¨En la proxima reunión de haiku voy a contar eso que me hizo gracia.¨ están creando un senryû. El senryû es un género magnífico, pero no es haiku. Sirve para divertirse, pero no sirve como camino espiritual.


Concluyo mi respuesta: cuando nosotros hayamos bebido en el haiku japonés y nos hayamos sumergido en su profundidad abisal… ¡Cuidado! En Japón hoy en día se escriben un millón de haikus muy buenos al año. ¿Cuándo vamos a acabar de bucear en esa profundidad nosotros los occidentales? Yo no conozco a ningún occidental - ni tampoco a ningún japonés - que crea que conoce el haiku. Entonces, antes que nada, humildad hacia lo que hay ahí dentro del haiku y en la medida que vayamos impregnándonos de eso, deja que salga tu propia sensibilidad. Pero después del conocimiento del haiku y no antes.

D. Bratislav Ivanov:
Antes de seguir adelante me gustaría llamarles la atención a nuestros invitados sobre el hecho de que Taneda Santoka no puede ser clasificado como un poeta de haiku clásico ni por la época en la que vivió, ni por el espíritu de sus obras. Es un poeta que en gran medida pertenece al siglo XX y siendo tal, no sólo escribe poesía de tres estrofas, si nos fijamos en la forma.


Una asistente:
¿Usted escribe haikus?


Dr. Vicente Haya
Yo escribo haikus muy mal. Me pasa lo mismo que a los japoneses: cuando ven algo que les impresiona mucho, se sienten en la obligación de escribir. Pero en mi caso son bastante malos y los olvido rápidamente. Escribir haikus es muy difícil: a mí me asombran poetas como el Sr. Dimitrov (siento decirlo estando él presente): me asombra mucho que alguien sea capaz de escribir haiku en un idioma que no sea el japonés. Me parece increíble.


Porque nuestras sílabas no dicen tanto como las japonesas…Un japonés puede decir mucho con muy poco. Por ejemplo komorebi: 4 sílabas. Y en castellano: ¨Los rayos del sol se filtran por entre los árboles.¨ 15 sílabas. A mí me asombra que con lo largas que puedan ser nuestras palabras y nuestros conceptos podamos captar tan bien como ellos la realidad. Pero se puede hacer y se está haciendo, y muy bien. Y puedo comparar porque pertenezco a dos tertulias literarias en Japón. Ocurre que a veces muchos de los haikus que se hacen, por ejemplo aquí en Bulgaria o en España, si se tradujeran al japonés, sería imposible diferenciarlos de un haiku de Busón o de un haiku de Bashô. Esto para mí, y desde luego para los japoneses, es un milagro.

Un asistente:

Es interesante recordar el hecho de que la poesía española, como todos sabemos, es una de las más importantes del mundo. ¿No cree usted que ello podría resultar una fuente de reservas poéticas insospechadas – y precisamente porque la poesía española no es la japonesa - para que un poeta encuentre sus bazas, por decirlo de alguna manera, que le permitan escribir haiku en español? Sólo por encima me gustaría citar un hecho curioso: en el 2005 en Sofía se celebró la Conferencia Internacional de los Poetas de Haku. Me llamó la atención que entre los haijines japoneses había posturas bastante extremas: algunos se sentían molestos de que hubiera poetas no japoneses escribiendo haiku. Hasta el mismo Presidente de la Asociación Internacional de Haiku, el Sr. Natsuishi, con muchos condicionantes por supuesto, llegó a afirmar que el haiku es una cosa sólo para los japoneses. Había también opiniones contrarias que afirmaban que se puede coger fuerza de la poesía nacional de uno y así escribir haiku que por una parte, responda a los cánones del haiku clásico (hasta donde sea posible, naturalmente) y a la vez ser portador del encanto de la poesía del pueblo correspondiente. Había ejemplos, y quiero terminar con ello: conocí a un poeta ruso quien escribía haikus muy buenos que a la vez hacían recordar los mejores ejemplos de la poesía de los tiempos de Pushkin y Esenin. ¿No estará allí la oportunidad para que los que no son japoneses escriban haiku? Porque quieran o no, se verán obligados a hacer descubrimientos.


D. Bratislav Ivanov
Para mí sería difícil comentar el haiku europeo, no porque no lo conozca, aunque al fin y al cabo no lo conozco como es debido. Mi opinión particular es que el haiku representa la emanación del espíritu japonés, de la cultura de Japón y de las particularidades del idioma japonés. Aún cuando estamos traduciendo (y aquí me gustaría citar la opinión de Vicente Haya sensei), la traducción verdadera de haiku no es una de las variantes posibles, sino que todas en su conjunto. El idioma japonés, por lo menos a lo que al haiku se refiere, nos ofrece un colorido muy variado. Al traducir, en gran medida lo convertimos todo en blanco y negro y en el mejor de los casos, como se dice hoy, en grados del gris. Nosotros simplemente no podemos transmitir la polifonía del idioma japonés. Es un idioma específico, como cada idioma por supuesto; pero el haiku se constituye sobre las particularidades del japonés donde hay muchas palabras que suenan idénticamente, hay superposición de diferentes significados; una palabra puede entrar en diferentes estructuras, lo cual le otorga al texto una polisemia que lo hace prácticamente imposible de traducir. Difícilmente podríamos transmitir esa polifonía mediante los instrumentos del búlgaro porque al fin y al cabo nuestro idioma se estructura sobre unos principios diferentes. Aquí hay especialistas mejores que yo en este aspecto que por supuesto pueden no estar de acuerdo conmigo, pero esta es mi opinión.


Dr. Vicente Haya:
Sólo añadir algo a lo que ha dicho Ivanov sensei. Que no tengamos prisa. Que hace relativamente poco que hemos contactado con el haiku traducido directamente del japonés. En búlgaro, relativamente poco; en español, tampoco hace tanto; en francés, desde hace algo más, etc. Antes de ello se hacían otros experimentos. Por tanto, vamos a darnos un margen. Recuerdo que le preguntaron a Mao tras la revolución cultural cómo valoraba la revolución francesa de 1789, y contestó: ¨Todavía es pronto para tener una opinión. Eso no lo sabremos hasta dentro de tres o cuatro siglos¨. Oriente tiene una serenidad que nosotros no tenemos. Acabamos de empezar a escribir haikus y ya queremos que los japoneses lo acepten como haikus excelentes y bien hechos. Vamos a darnos nuestro plazo para que el haiku nos impregne como la lluvia cala en la tierra y ya veremos cómo luego haremos algo magnífico; y los japoneses se darán cuenta de ello, sin duda alguna.


Una asistente:
El Dr. Haya expuso ese espíritu riguroso de haiku en su precisión absoluta; el haiku que se va creando desde el siglo 17. Pero en el Japón de hoy en día se escriben haikus constantemente. ¿Hay cambios en cuanto a las exigencias rigurosas del genero? No me refiero al kigo, ni al número de sílabas, sino del espíritu del haiku. Porque la vida cambia. ¿Cómo entonces afectan estos cambios los haikus que se escriben hoy?

Dr. Vicente Haya:

Esa misma pregunta la hice yo a un sensei de haiku en Japón. Le pregunté si había algún tipo de conflicto entre el haiku clásico y el contemporáneo. Y me contestó: ¨Hay cierta tensión, pero es como el maremoto que podría desatarse en un vaso de agua¨. Santoka, como ha dicho el profesor Ivanov, es la prueba más clara de que puede seguirse siendo absolutamente japonés y haber abandonado el kigo (la palabra estacional), la estrofa e incluso, lo que es más delicado, introducir las referencias al yo. He dicho antes que el haiku es un modo de eliminar tu yo. Sin embargo, Santoka habla muy a menudo de sí mismo. ¿Esto puede hacerse o no puede hacerse? Él lo hizo y lo hizo bien. El haiku no es una pieza de museo. Está vivo y lo que está vivo evoluciona. Lo único que estamos pidiendo al mundo es que los occidentales que empecemos escribir haiku sepamos que tenemos que seguir el mismo camino que han hecho los japoneses. Sin duda, podemos equivocarnos. Esto es una bendición. Los japoneses saben equivocarse y nosotros vamos a hacer igual que ellos: con la mejor voluntad, pero sabiendo que cuando nos equivocamos, no pasa nada. Siempre que no haya sido la vanidad la que nos ha llevado al error, sino el celo por captar con vivacidad lo que está vivo, el amor porque no se pierda el menor aspecto de lo real que sucede ante nosotros.


D. Bratislav Ivanov:
¿Podría añadir algo? No olvidemos que el haiku en el Japón contemporáneo no representa una corriente uniforme y no se desrrolla siguiendo un modelo prefijado. Usted mencionó la Conferencia de la Asociación Mundial de Haiku que se celebró aquí, pero en Japón existe la Asociación del Haiku Clásico que se adhiere fielmente a los principios del haiku clásico. Existe también otra asociación que admite ciertas desviaciones referente al haiku clásico, como por ejemplo, en el kigo, la palabra estacional, y si hablamos de cambios en el haiku, habremos de decir que Masaoka Shiki empezó una revolución en el haiku en el siglo 19, pero al fin y al cabo, y a mí me gustaría conocer la opinión de Haya sensei al respecto, ¿no cree él que al fin y al cabo Masaoka Shiki no se convirtió, a pesar de toda su revolución en un neoclásico? Porque al final acabó escribiendo de la manera como escribían los clásicos que criticó.


Dr. Vicente Haya:
El japonés tiene una lógica diferente a la nuestra. Yo le llamo una lógica tentacular, porque no avanza en linea recta. Como el individuo no vale nada, los errores individuales no pesan nada. Es así como la vida del japonés y la vida del poeta de haiku es un continuo tantear, experimentar. Cada japonés participa de ese alma colectiva japonesa y al mismo tiempo es él. Issa no es Shiki, Shiki no es Busón, Busón no es Basho, Basho no es Kikaku; todos son diferentes, aunque comparten un alma colectiva que es la japonesa. La obra de Shiki es fundamental, pero al final lo único que ha hecho es paladear lo mismo de otro modo. Es el mismo saboreo, pero con un orden diferente que desarrollaron otros haijin. Voy a poner un ejemplo. Escribe Shiki un haiku que dice ¨Fumitsuketa kani no shigai aki no kesa¨ (cito de memoria) ¨Pisoteado / el caparazón de un cangrejo / una mañana de otoño¨. Empieza con ¨pisoteado¨, luego con ¨cadaver¨ (literalmente, ¨shidai¨, ¨cadáver¨) “de cangrejo¨ y al final te dice ¨una mañana de otoño¨. Ese mismo haiku podría ser elaborado más clásico, con un primer verso armónico que te permitiera entrar en el marco espacio/temporal: ¨Una mañana de otoño / el caparazón pisado / de un cangrejo¨. Ese hubiera sido el modo clásico: suave al principio, tenso en la mitad, volviendo a decaer suavemente. El hombre contemporáneo, el poeta contemporáneo, sin embargo, tiene otro nervio... Y sobre todo necesita que lo que le ha estimulado estimule también al lector. Entonces cambia el orden y empieza con toda la violencia que ha sentido en su corazón sin aplazarla ni esconderla: pisotear-cadáver-cangrejo-otoño-mañana, pero al final el momento haiku fue idéntico para alguien que lo exprese de modo clásico o para quein lo exprese de modo contemporáneo. No cambia nada. Sólo el lector.




Una asisitente:
Indudablemente, en el centro de su exposición se encuentra el haiku. Pero nosotros también estamos interesados en el senryu. ¿Nos pordía usted, Sr. Haya, remitirnos a autores que hayan escrito magníficos senryu?

Dr. Vicente Haya:
Nada. No sé nada. Nada... Es un nada sólido y contundente (sonríe y golpea la mesa con el nudillo del dedo).

D. Bratislav Ivanov:
Recomendaría a los interesados el gran especialista y conocedor del haiku, el inglés Blyth. El tiene recopilaciones de senryu, traducidas al inglés. Quien desee puede buscarlas y formarse en este sentido.


Un asistente:
Dr. Haya, ¿existe algún tipo de clasificación en el haiku?


Dr. Vicente Haya:
Para mí sí. Los japoneses no lo reconocerían ni Blyth tampoco. Por supuesto, yo no soy nadie para no estar de acuerdo con Blyth, pero… al fin y al cabo no estoy de acuerdo con Blyth. Hay timbres, tonalidades diferentes en los haikus: por ejemplo, hay haikus de compasión por el sufrimiento de alguien:

(recita primero en japonés)


Embarazada de ocho meses,
y todavía recoge arroz
la campesina.


Basho ve a un niño abandonado a la interperie y escribe:

Cubierto de nieve
montado en el viento
un niño abandonado.


He hablado de haikus que tienen un tono de compasión, pero hay haikus que sin llegar a ser senryus son cómicos. Y sin embargo, son haikus. Como por ejemplo el que Issa escribe camino a Matsushima, un paisaje muy bello de Japón, cuando se nota una pulga y escribe:

(recita primero en japonés)



Bueno,
te llevo a Matsushima
pero luego ¡te bajas!


No sé qué opinión tendrá el Sr. Ivanov al respecto...

D. Bratrislav Ivanov:
Los diferentes autores escriben diferentes tipos de haikus. Según sé los japoneses contemporáneos y en cuanto están interesados en el haiku clásico, les encanta Kobayashi Issa, quien es el poeta de la compasión. El se identifica y siente compasión de todo ser viviente, mientras que con Busón las cosas son un poco diferentes, etc. Cada poeta tiene su propio colorido y no debemos pensar que por ser clásicos escriben de la misma manera.

Dr. Vicente Haya:
Y además, dentro de cada poeta se observan diferentes tipos de haiku. He hablado de la compasión, he hablado del haiku cómico, pero hay por ejemplo haikus que hablan de la caca, de los moscos, del pipí. Son haikus feístas. Por ejemplo, Santoka dirá:


Caen las hojas lentamente…
Un buen lugar
donde hacer caca al aire libre.


Prestad atención: no es cualquier cosa. Empieza con la caída de las hojas. El japonés entra en armonía con el ambiente y de repente (simula un puñetazo al propio estómago)…¨¡Hacer caca al aire libre!¨ Es un puñetazo a su propia cultura.

O por ejemplo, una madre que se le acaba de morir el hijo, escribe un haiku que por fuerza tiene que ser diferente al haiku de hacer caca de Santoka, al del niño abandonado de Basho, o al de la pulga de Issa, porque la mujer está confesando su dolor. Recuerdo, el niño solía ir a menudo a cazar libélulas y siempre venía tarde a la hora de la comida… pero el día que muere no va a volver. Y la madre escribe:

(recita primero en japonés)


Y hoy,
¿hasta dónde habrá llegado
mi cazador de libélulas?


Son tipos diferentes, pero todo es haiku mientras tenga esa sencillez, esa falta de pretensión que define el haiku, a diferencia del zappai o del senryu.

¿Saben que desde el principio ha habido haikus sin palabra estacional? Se llaman ¨ mukigo-haiku¨ o ¨muki¨. Y Santoka demuestra que tampoco el 5-7-5 es necesario. Entonces ¿qué define el haiku? La respuesta es: el ¨haimi¨ (dice la palabra con mucho énfasis), el sabor del haiku. El haiku es un paladeo y la realidad tiene un sabor propio en él.

D. Bratislav Ivanov:
Quizá habéis notado cómo fueron definidas las diferencias culturales entre los occidentales y los japoneses. Los japoneses hablan de sus cosas naturales sin ningún tipo de reparo, mientras que nosotros utilizamos palabras muy suaves para expresarlo. Issa, por ejemplo, no dice ¨hacer pipí¨ sino utiliza la palabra directa : ¨no te mees en la luna¨.

Dr.Vicente Haya:
La verdad es que los haikus en el libro son muy especiales porque corresponden a ese ¨haimi¨ del que he hablado. Siendo prácticamente contemporáneos, son auténticos haikus, como los primeros que escribieran Onitsura o Bashô. Como este de Seishi:

(Recita  primero en japonés)


Al morir, el tsugumi
dejó que sus alas se abrieran
por última vez.
 

Una asistente:
Estudio japonés y he observado en la selección que muchas palabras son como muy clásicas. Quisiera saber si el haiku actual se escribe con palabras antiguas o modernas.


Dr. Vicente Haya:
Cada uno escribe como es. El tercer autor que hemos seleccionado aquí, Seishi, usa palabras, iba a decir chinas, pero será mejor decir “cultas”. Santoka se reta a sí mismo con expresiones coloquiales. Hasta hay una evolución: el primer Santoka es más culto y el último parece un niño escribiendo. Ya por ese entonces no quiere usar ni kanjis. Cada uno escribe como es, pero lo que sí tenemos que saber es que el haiku japonés no pertenece a los intelectuales. Pertenece a todo el mundo. Yo vivía en la casa de una señora que vendía pescado en la plaza de abastos. Un día vino y me dijo: ¨Tú que siempre andas buscando haikus, mira, hoy he escrito uno¨ y se rió de ella misma. Yo con todos mis prejuicios de intelectual le digo ¨¿Ah, sí?¿Y cómo es?¨. Y ella me contesta: “¿Sabes lo que es el kurinomi? la bola de púas que lleva dentro las castañas”. Y el haiku suyo decía:


(recita primero en japonés)



Se va abriendo el kurinomi
y el otoño se va haciendo
más hondo.


(murmullos de aprobación entre el público)

Ese día comprendí que el haiku pertenecía a todos los japoneses. Es la expresión de un alma que tiene miles de voces.




Un asistente:
Me gustaría conocer su opinión sobre el así llamado ¨Ah moment¨ (momento sorpresa).


Dr. Vicente Haya:
El momento sorpresa debe ser un momento de trastorno o no es suficiente. Y se nota. Por ejemplo, Buson - y Buson indudablemente es un gran poeta - va a escribir:


Cruzando el río
con las sandalias en la mano
¡Qué felicidad!




No es suficiente. No se ha trastornado. El haiku no es ¨Ay, ¡qué interesante! ¨; es ¨ Sore wa Sore wa¨ (expresión de máximo asombro). Me ha venido a la cabeza un haiku que dice literalmente:


(Recita primero en japonés)


Eso…eso…
¡Las flores de cerezo
del monte Yoshino!

¡No dice nada para calificar la escena que contempla! Sólo repite ¨Sore wa¨

D. Bratislav Ivanov:
Yoshino es una montaña famosa cerca de la capital antigua, donde desde tiempos remotos los japoneses van para contemplar los cerezos en flor. Recordemos lo que dijo Basho, que se iba a enseñarle a su viejo sombrero la montaña Yoshino. Luego Busón hace una parodia sobre este mismo haiku….en resumidas cuentas, los japoneses identifican la montaña Yoshino con los cerezos en flor.

Dr. Vicentre Haya:
El haiku se elabora con mucha dificultad si ha habido un verdadero trastorno en la persona; y las palabras no son tan importantes mientras se pueda comunicar el ¨aware¨ que se ha sentido. Estoy recordando un haiku de un niño de seis años que dice:

(Recita primero en japonés)

Por entre
lo oscuro de las hierbas:
¨Chi, chi, chi, chi, chi, chi.¨

…es decir, sólo repite el sonido de los grillos. Por eso he dicho muchas veces que el haiku no es literatura; es… otra cosa; y que se parece más a la fotografía que a la literatura. No tiene imágenes poéticas, no tiene metáforas, no tiene juegos de palabras y admite refranes, onomatopeyas… Entonces, se ve que el objetivo no es escribir bonito, sino ser fiel a la realidad que se ha experimentado. Por eso yo creo que el haijin es más bien un notario de la realidad que un literato.

***
Sigue la lectura de ocho haikus de la antología. El Sr. Ivanov lee en japonés, el Dr. Haya, en español y el Sr. Dimitrov, en búlgaro:

1.

Mugi maite shimai kaze fuku hibakari

Sólo días de viento
después que acabé de sembrar
la cebada

Само ветровити дни,
откакто засях
ръжта.


(Sámo vetrovíti dni
otkákto zasyáj
ruztá)

 
D. Bratislav Ivanov: Una puntualización , si me la permiten. ¨Mugi¨ es una palabra muy compleja en japonés, porque la cebada y el trigo son plantas desconocidos para Japón, así que cebada, orzuelo y trigo, todo para los japoneses es ¨mugi¨.


2.

Kaeri wahitori no tsuki ga aru ippon michi

De vuelta
hay luna para un solo hombre
y un camino.


На завръщане,
луната е една, за един човек
и за една пътека.



(Na zavrúshtane

lunáta e edná, za edín chovék
i za edná putéka)



3.


Akikaze aruite mo aruite mo

Viento de otoño.
Da igual cuánto camine.




Есенен вятър.
Все едно е колко ще вървя.


(Esenen vyátur.
Vsé ednó e kólko shtevurvyá.)

4.

Ôyuki ga osu zendô no yukigakoi


La gran nevada.
Los setos del templo zen
comienzan a ceder.




Силен снегопад.
Покривите на дзен храма
започват да поддават.




(Sílen snegopád.
Pókrivite na jráma dzén
zapóchvat da poddávat.)


5.


Yama no oku kara mayu oute kita

Ha venido cargando
con su cesto de capullos
desde lo profundo de las montañas.


Дошъл е натоварен
с кошница буби
от дебрите планински.

 
(Doshúl e natováren
s kóshnitsa búbi
ot débrite planínski)


6.

Sore wa watakushi no kao datta kagami tsumetaku

Еso era mi cara.
El espejo cada vez
más frío.


Това беше моето лице.
Бавно изстива
огледалото.


(Tová béshe móeto litse.
Bávno izstíiva
ogledáloto.)


Dr. Vicente Haya
Muchísimas gracias por haber venido.

D. Bratrislav Ivanov
Gracisas a todos ustedes, pero por supuesto, muchísimas gracias sobre todo al Dr. Haya quien nos ha contado tantas cosas del haiku,  muchas de ellas desconocidas para mí.

(Aplausos)


* Fotografías de la presentación y portadas de los libros (aquí)


* Lectura complementaria sobre este acontecimiento:
La revista de haiku en línea ¨Hojas en la Acera¨ № 8
Descargar aquí. El artículo se encuentra en la página 16.